A ratos apetece follar con la Tierra,
volver a donde se vuelve,
zambullirse de cara en el cuerpo
de nuestra pequeña patria,
disfrutando del olor y las carnes
que sólo tienen los recuerdos vivos.
Amasar, tocar, leer con los dedos
la áspera acogida
y el fino tacto.
P.D: Pero fuerte.
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Con la frente marchita.
Tenía miedo de que nombraras a Pablo por el primer verso…
P.D: Mi ha estornudado cuando has comentado, le ha extrañado y aún no sabe reaccionar.